Revalidando a Franco

Hay que agradecerle al gobierno de la nación su decidido empeño por resucitar el estilo de la dictadura.

Aún recuerdo mi prueba de ingreso: nueve años, dictado, cuentas, un problema y defensa de los conocimientos ante un tribunal. Al cambio actual de la moneda, malos tratos a la infancia. Nos vestían para la ocasión como si fuéramos a comulgar de nuevo, pero esta vez con hostias académicas, y nos dejaban solos delante de una tribuna gótica, con enseñantes salidos, ahora que lo recuerdo, de viñetas de La Codorniz.

Y justo ahora, en este tiempo de descuento político, va Mariano con su discreto encanto verbal, y como si pretendiera vengar su retirada sobre los hijos del pueblo, se empeña en aplicar sus medidas de churrera, todas iguales, alcanforadas, todas vanas.

Habría que poner precio a la cabeza pensante que decidió volver a las reválidas. Los que tenemos alrededor de 60 pasamos tres: el ingreso de La Codorniz, la de 4º (como la que pretenden perpetrar en la ESO) la de 6º (ahora la absurda e inútil PAU), y los mayores,  la pretenciosa “Prueba de Madurez”. Nadie aprendió nada de aquello; únicamente disciplina paramilitar y sumisión mental.

Dicen que los conservadores astutos votan para su ciudad a alcaldes socialistas (no solo de nombre), porque vuelcan los recursos en servicios públicos. Algo así debe de estar pasando en Galicia, con las Reválidas-Wert en punta de lanza, porque Feijoo parece dispuesto a sacrificar los hijos de los demás por el partido. Pues bien, más de un 80% de familias rebeldes, en las rías bajas, han renunciado a participar en la felonía, dejando a sus hijos en casa. Imagino que en ese porcentaje de abstencionistas hay muchos votantes del PP, porque una cosa es ser conservador y otra ser cómplice de cualquier ablación mental, o reválida.