Modo grunge. Gonzalo Barrena.
Todos los Institutos se parecen, y no por el edificio sino porque la uniformidad es una pandemia entre los teenagers. La frase es de un colega que da clase en Siero y aún no está en los 50. Por eso es más de Kurt Cobain, el vocalista de Nirvana, que de Led Zepellin.
Hace unos días salió del aula a por tiza y se encontró a una joven sentada en el suelo con la espalda apoyada en la pared. Como las piernas ocupaban un tercio del paso, lo que el Reglamento del Centro no contempla como falta, el profesor bordeó las extremidades de la alumna y pronunció el mantra de pasillo: ¿Ya te echaron otra vez, mujer?. Y entonces fue la sorpresa.
Tenía que haberme dado cuenta por las botas. La chica sentada en el suelo era profesora, joven, pero profesora, sin esos suplementos propios de la exageración adolescente. Y en efecto, la habían echado del aula los modos grunges -“puro ruido de fondo”- del alumnado. Todo se embrutece y se banaliza a un tiempo: los contratos, las relaciones…la atmósfera en que respiran los jóvenes pierde fuste y cobra frivolidad o aspereza, según cuadre. Por eso se regruesa el calzado con plataformas Jadon y surgen, a la vez, botas veganas. Como lo oyes.
Y no es que sean malos críos -rezongaba la profesora- pero en el aula pasa lo de Smells Like Teen Spirit (“Huele a espíritu adolescente”). La letra de Nirvana en los 90 anunciaba claramente lo que iba a ocurrir: “Aquí estamos ahora, entretennos”.
La profesora, desde el suelo, a varias décadas del grupo musical y a muchas más del estado de nirvana, mascullaba: estoy hasta el moño, joder, de no poder dar clase en paz. Y le saltaba una lágrima milenial, mientras tanto.