«Proximus», personaje interpretado por Kevin Durand en «El reino del planeta de los simios» (2024) de Wes Ball, en el que un chimpancé Bonobo ejerce el poder de un modo cruel sobre simios y humanos.
Culturalmente próximos.
Gonzalo Barrena
Alberto Núñez Feijóo propone aceptar emigrantes “culturalmente próximos”. La idea merece consideración, aunque en realidad se trata de resucitar el lenguaje de Las Cruzadas, ése que llevó a la tumba (política) al expresidente Jose María Aznar. De hecho, la frase pretende transmitir a la bancada visigoda que “vamos a ponérselo difícil a nuestros vecinos norteafricanos”, precisamente ésos que residieron en la Península y formaron parte de nuestra cultura durante ocho siglos, es decir, más que desde los Reyes Católicos hasta ahora. En la Europa carolingia, ha prendido el temor a la flotilla intermitente de cayucos que asalta las playas de nuestro bienestar, un temor supersticioso a las prácticas, dieta y atuendo que cunde en la España carpetovetónica, empoderando a esos partidos de cristianos viejos para los que siempre es Semana Santa.
Abascal, que reparte ideas como si fueran sacramentos, hace años que visitó Covadonga para pedirle a la virgen que le ayudase a frenar, con votos godos, el cambio islámico -el climático no existe- que amenaza a la España franca de su imaginario.
Y Feijóo, inquieto por la presidencia vicaria que habrá de entregar a Santiago tras las urnas, sale ahora con lo de la proximidad cultural, una cantinela para retener el sufragio de esa derecha que se echa al monte de Vox y que yo, como mal católico que soy, no acabo de comprender, pues nunca me sentí “prójimo” (es la misma palabra) de ese calvinismo presuntamente cristiano que sólo quiere ser pariente de quien posee dinero y poder.
Por serendipia, en el “Nuevo Reino” de los simios (Wes Ball, 2024), un chimpancé que ejerce el poder de un modo tan cruel como Netanyahu el maligno, lleva precisamente ese nombre: “Próximus”.
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El Fielato, 8 de octubre, 2025.