¿Qué está aflorando con la crisis del coronavirus en torno a lo común y lo público?, de Juan Ponte, en “Escenarios de futuro”, IECCS (Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social),  2/04/2020, https://www.ieccs.es/2020/04/02/escenarios-de-futuro-juan-ponte/

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Gonzalo Barrena. He leído con interés el texto de Juan Ponte* sobre los nuevos escenarios que se ciernen o acercan a nosotros. Me he identificado con las ideas sobre «la gestapo de andar por casa” que siempre anda suelta en Iberia, o sobre «el hombrecito (o restos del simio) que se enorgullece de sus generales”, y también con el certero desenmascaramiento de la connivencia (si no fusión) «Estado-Mercado». 

También me ha parecido lúcido, en el análisis de la «globalización», situar el foco en la «pugna asimétrica» que se sustancia en la trastienda de ese escenario. Y me ha parecido «filosóficamente correcto» (es decir, falto de interés) el escarceo psicoanalítico sobre el miedo al contagio, con huida consecuente de la impureza. 

Pero lo que más me ha interesado es (me arriesgo en la interpretación, pero como lector estoy en mi derecho) la identificación entre «Estado del Bienestar» y «Estado del Papel Higiénico». No dejo de pensar en ello durante toda esta etapa del confinamiento: la humanidad ha pasado por epidemias, pandemias, guerras, genocidios, persecuciones, crímenes contra ella, esclavitud, exterminios en masa y miseria, miseria sin paliativos, en demasiadas ocasiones. En ésta, y sin perjuicio de que la muerte “estadística» es una argucia más del liberalismo trilero, lo nuevo consiste en el tambaleo del bienestar de papel (higiénico), o cabaña de paja que el cerdito neoliberal había dispuesto para los ciudadanos occidentales. 

Y, por último, encuentro prudente la «epojé» con la que termina la reflexión de Juan Ponte: nadie sabe cómo va a evolucionar «esto», y me parece funambulismo intelectual del malo, o «líquido», la frivolidad con que Zizek y Byung Chul Han se disputan como buitres de la razón griega el derecho sucesorio en la Hermenéutica, uno de los Derechos Humanos aún no reconocidos al que, desde Sócrates, se accede por el conocimiento. 

Es preferible ser intelectualmente prudentes, para arriesgar después, a la salida del cine, que hacer el payaso filosófico durante este episodio de Black Mirror.

Gonzalo Barrena. He leído con interés el texto de Juan Ponte* sobre los nuevos escenarios que se ciernen o acercan a nosotros. Me he identificado con las ideas sobre «la gestapo de andar por casa” que siempre anda suelta en Iberia, o sobre «el hombrecito (o restos del simio) que se enorgullece de sus generales”, y también con el certero desenmascaramiento de la connivencia (si no fusión) «Estado-Mercado». 

También me ha parecido lúcido, en el análisis de la «globalización», situar el foco en la «pugna asimétrica» que se sustancia en la trastienda de ese escenario. Y me ha parecido «filosóficamente correcto» (es decir, falto de interés) el escarceo psicoanalítico sobre el miedo al contagio, con huida consecuente de la impureza. 

Pero lo que más me ha interesado es (me arriesgo en la interpretación, pero como lector estoy en mi derecho) la identificación entre «Estado del Bienestar» y «Estado del Papel Higiénico». No dejo de pensar en ello durante toda esta etapa del confinamiento: la humanidad ha pasado por epidemias, pandemias, guerras, genocidios, persecuciones, crímenes contra ella, esclavitud, exterminios en masa y miseria, miseria sin paliativos, en demasiadas ocasiones. En ésta, y sin perjuicio de que la muerte “estadística» es una argucia más del liberalismo trilero, lo nuevo consiste en el tambaleo del bienestar de papel (higiénico), o cabaña de paja que el cerdito neoliberal había dispuesto para los ciudadanos occidentales. 

Y, por último, encuentro prudente la «epojé» con la que termina la reflexión de Juan Ponte: nadie sabe cómo va a evolucionar «esto», y me parece funambulismo intelectual del malo, o «líquido», la frivolidad con que Zizek y Byung Chul Han se disputan como buitres de la razón griega el derecho sucesorio en la Hermenéutica, uno de los Derechos Humanos aún no reconocidos al que, desde Sócrates, se accede por el conocimiento. 

Es preferible ser intelectualmente prudentes, para arriesgar después, a la salida del cine, que hacer el payaso filosófico durante este episodio de Black Mirror.

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*Juan Ponte, concejal de Participación Ciudadana y Cultura en el Ayuntamiento de Mieres, Asturias, es Licenciado en Filosofía y músico.