Collada de Nochendi sobre Biamón, Ponga. Asturias.

La fuente clara

Gonzalo Barrena.

Las canales que se precipitan sobre el Sella son vertiginosas. Únicamente los cabreros pudieron aprovechar los sotos que, de poco en tanto, interrumpen el aspra y las bajantes. No es extraño que los pueblos ubicados en los escasos asientos del terreno hayan quedado sin gente y los hartos vayan apoderándose del común.

Una de esas vallinas tan largas como pendientes arranca con el Camín de Degüera y aloja a Biamón en su mitad, para seguir hacia arriba y coronar en forma de collada, al norte de Peña Salón. La camperina suave que remata la canal lleva el nombre de Nochendi, posiblemente porque se despedirá el sol por ahí de los vecinos que la nombraron. 

En medio de la campa alta hay un pozal de agua clara que se alimenta por algún vaso interior. Los días de agosto y sed es providencial para el ganado, que no necesita descender a los manantiales de ladera, y con cierto cuidado sirve también para el caminante sin cantimplora.

Aproximando los labios al agua fresca y limpia, viene a la conciencia la sensación radical de beber con sed. Con la ciudad, el comercio y las máquinas, el cuerpo humano viene alejándose cada vez más de las necesidades naturales, y una caminata con sol y sendero rampante, si termina frente a una surgencia en el suelo como la de Nochendi, reconcilia con el sentido de la tierra a quien posa la mochila y se arrodilla a beber.

Por el contrario, en Internet, aparecen sin parar charcos, llamazales, estancos turbios en los que, de un modo temerario, se hurga sin criterio para sorber después material de calidad discutible. Y sin cartel que advierta: “No apto para el consumo humano”.

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El Fielato, 29 de octubre, 2025.