Emburria

La generosidad es la forma más constructiva del egoísmo, porque ha permitido a nuestra especie superar en cierto modo la limitación animal.

Emburria es por su parte una institución avanzada, siendo su presencia en la realidad comarcal algo parecido a una flor de Finlandia. Porque los países escandinavos nos llevan ventaja en todo, y porque en el invierno social que soportamos, hay que saludar este brote de delicada filantropía.

En el acto del otro día, varias hojas de la planta se pudieron palpar. Hasta los políticos y empresarios que acudían, en un discretísimo y acertado segundo plano, operaban con naturalidad, dejándose llevar por la fuerza convocante. Un puñado de mujeres y familias, algún hombre avanzado y la atmósfera que se crea cuando todos empujan a la vez, han convertido la necesidad común en una razón hermosa de la existencia, descubriendo.

Descubriendo que quien pone al servicio de todos lo que puede, acaba poniendo lo mejor, y experimenta un retorno sobre su propia persona como el que se pudo medir el sábado en las caras de la concurrencia. Ramón, el actor, certificó de palabra el profundo potencial de la inclusión cuando es cultivada. Y yo, como usted, quiero pertenecer a esa dimensión de la especie, la que acertando a borrar el “ellos” con el “nosotros”, se enriquece con la ayuda mutua y la diversidad.

A todos los que se sirven de Emburria, a sus familias, a quienes colaboran y a sus trabajadores -los primeros voluntarios de esa empresa- muchísimas gracias por permitirnos ser vecinos de la sociedad que viene.